Cancho Roano
Cancho Roano

Cancho Roano

Tres santuarios diferentes, un mismo espacio

El yacimiento de Cancho Roano se sitúa en el término municipal de Zalamea de la Serena (Badajoz), en la margen izquierda del arroyo Cagancha, un arroyo de aguas permanentes que junto a las ricas venas de agua que cruzan el sitio debió ser determinante para su fundación. Excavado durante más de 20 años, los trabajos fueron dirigidos por J. Maluquer de Motes (1978-1987) y S. Celestino Pérez (1986-2001), contando con una vasta bibliografía.  Junto al yacimiento se levanta un centro de interpretación inaugurado en 2001.

El yacimiento alberga los restos de tres edificios superpuestos. El último edificio o Cancho Roano A, en un excelente estado de conservación, se levantó sobre las ruinas de Cancho Roano B, al igual que éste lo hizo sobre los vestigios de Cancho Roano C. Aunque cada edificio presenta una concepción arquitectónica diferente y, probablemente, una funcionalidad desigual, lo más importante es que comparten el mismo espacio para el culto, protagonizado por sendos altares, así como su orientación a la salida del sol.

En santuario original es Cancho Roano C, muy desdibujado por las obras de los dos santuarios posteriores. No obstante, la sala principal donde se desarrolló el culto se mantuvo intacta. El elemento más sobresaliente es el altar circular levantado en el centro del espacio cuya forma recuerda a símbolos del mundo oriental. Junto al altar se dispuso una grada también de adobe para depositar las ofrendas y un vasar donde reposarían los jarros de bronce necesarios para las libaciones.

La importancia religiosa y comercial que debió cobrar el lugar generó la necesidad de disponer de nuevos espacios, por lo que se decidió demoler el santuario original para levantar Cancho Roano B sobre esas ruinas.  A pesar de la complejidad constructiva de este nuevo santuario, se mantuvo el espacio de la sala principal donde se desarrollaba el culto en la fase anterior, de tal forma que en eje con el altar circular se levantó uno nuevo, si bien ahora en forma de piel de toro extendida. De este segundo edificio se conserva también la fachada principal, tramos de sus paredes, parte de las habitaciones perimetrales, la terraza oriental de piedra y un trecho del foso, lo que ha permitido reconstruir buena parte de su planta.

El edificio que hoy se visita pertenece a Cancho Roano A. Consta de once habitaciones y un gran patio que genera su peculiar planta en forma de U, con una superficie conservada de unos 500 m2. Como en los casos anteriores, su habitación principal se ubica en el centro del edificio, donde se levantó un gran pilar cuadrangular que respetaba el eje de los altares de los santuarios anteriores. Pero en esta ocasión se construyó una planta superior de donde proceden los objetos más destacados del santuario.

Todo el edificio principal está encintado por una terraza de piedra calcárea ataludada de gran tamaño (2,5 x 2 m) que estuvo enlucida de blanco. La facha principal de adobe estaba forrada de pizarra en su parte inferior y aún conserva restos del enlucido rojo; por el contrario, las paredes interiores lo estaban de caolín blanco. Un pasillo o témenos separa el edificio principal de una serie de espacios compartimentados a modo de capillas que se disponen perimetralmente por los cuatro lados. Por último, todo el enclave está rodeado por un profundo foso que se interrumpe en el lado oriental, donde se levantó una terraza de piedra en cuyo centro, flanqueado por sendas torres, se organiza la entrada al santuario. Un pozo exterior y otro en el centro del patio dan una idea de la importancia que tuvo el agua en la vida del santuario.

El elenco de materiales es muy abundante, pues fueron todos amortizados en el interior del edificio antes de su destrucción. Destacan las joyas de oro y otros ricos elementos de adorno personal, los marfiles y huesos decorados, los bronces, el instrumental de hierro o la ingente cantidad de cerámica recuperada, tanto de fabricación local como de importación, entre las que destacan las numerosas copas griegas.

Por causas que aún se desconocen el santuario fue incendiado, arruinado y sellado con una capa de arcilla antes de ser definitivamente abandonado. En este proceso de destrucción se ha documentado un complejo ritual llevado a cabo en el exterior del enclave consistente en el sacrificio e ingesta de un buen número de animales cuyos restos fueron echados al foso y luego cubiertos por una capa de arcilla.

Aunque hay materiales de importación datados hacia el siglo VI que podrían proceder de los santuarios más antiguos, el final de Cancho Roano está muy bien datado en los últimos años del siglo V a.C.

 

Túmulo de Cancho Roano antes de su excavación
Maqueta. En rojo, primera intervención arqueológica en el yacimiento. Campaña de 1978.
Campaña de 1978, excavación de H7. Autor: J. Latova
Excavación de H3. Campaña 1980
Fotografía aérea del yacimiento
Tapadera de bronce con mango en forma de caballo
Estado actual del yacimiento de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz)
Centro de interpretación del yacimiento